La Bioética, una oportunidad para el Ecumenismo
Fray Duberney Rodas Grajales, O.P.
"Que todos sean uno
para que el mundo crea"
(Jn 17,21)
¿Existirá en el mundo una experiencia que produzca en sí misma tantas expectativas como ocurre con la vida humana? En torno a ella surgen las preguntas fundamentales de la estructuración del pensamiento, ha inspirado incontables canciones y poemas, ha impulsado el desarrollo de múltiples ciencias y al final siempre se revela como misterio, y por lo tanto quedan la razón y la fe enmudecidas ante los horizontes cada vez más amplios de la complejidad humana.
Al observar el desarrollo de las ciencias humanas podremos constatar una continua búsqueda por preservar la vida, buscando siempre establecer los mecanismos que garanticen en la sociedad, su protección y promoción. Con esta orientación surge la Bioética, la cual ha nacido y crece con gran independencia de las creencias religiosas tradicionales sobre el sentido de la vida y la muerte. Por ello una de sus características, en algunos sectores, es la secularización o abstracción de consideraciones religiosas o teológicas[1].
En la fundamentación de la bioética se ha querido separar todo discurso religioso por considerarlo impertinente, como se puede encontrar en los planteamientos de Peter Singer: "no seremos capaces de abordar convenientemente temas básicos como la muerte, el aborto, la eutanasia […] hasta que no nos olvidemos de la vieja moral y construyamos una nueva, fundamentada en la compasión y el sentido común". [2]
Por otro lado, sabiendo que no podríamos separar el discurso religioso de la concepción y práctica de una vida plenamente humana, podemos decir con Marciano Vidal que “El cristianismo siempre ha sido un hogar para los grandes proyectos éticos de la humanidad. Esta connaturalidad ética le viene de las fuentes bíblicas en donde bebe […] pues el êthos le viene al cristianismo, sobre todo, de Jesús de Nazaret, quien con su praxis y con su palabra inauguró un universo axiológico nuevo” [3] .
En el momento de tomar postura ante los planteamientos de la bioética, los conflictos inter e intra religiosos no se han hecho esperar: “las confesiones protestantes anglosajonas no hacen ascos al pragmatismo tecnológico y sentimental en materia de bioética. En las iglesias cristianas orientales la bioética choca bastante con la tendencia al misticismo y entre los moralistas católicos hay para todos los gustos” [4] Lo anterior ya nos muestra un primer reto si queremos, como cristianismo, entrar en diálogo con los bioeticistas y por ende con las realidades que están transformando la forma de vivir.
En 1995 el adventista Geral R. Winslow, se preguntaba: “¿podemos desarrollar un programa distintivamente cristiano para tratar los asuntos de la bioética? ¿Puede este aspecto tratarse con honestidad en la Biblia?” [5] Para dar una respuesta que realmente sea del cristianismo y no sólo desde una confesión cristiana, urge un trabajo ecuménico. [6] El acercamiento ecuménico e inter-religioso en materia de bioética ha ido creciendo considerablemente, como se puede constatar por las numerosas obras y encuentros que los teólogos de diferentes denominaciones han adelantado.[7]
Son numerosas las orientaciones en las que se plantea la necesidad de un diálogo fecundo entre bioética y religión, y al mismo tiempo surge un presupuesto básico para que este se pueda concretar: el diálogo es posible si, por un lado, se reconoce el aporte de la ética cristiana a la bioética y, por el otro, se respeta la diversidad de racionalidades y cosmovisiones presentes en la sociedad.[8] La toma de decisiones bioéticas se convierte, más que en un ejercicio de la técnica y el manejo de la información, en un ejercicio de la sabiduría.
Entre muchos pasos que se han dado en esta materia, una muestra contundente es el Primer Congreso Internacional de Bioética en diálogo ecuménico e interreligioso, organizado por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) y la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), este se ha propuesto como objetivo: “Proporcionar elementos fundamentales para discernir y actuar frente a las diversas visiones y posturas asumidas con respecto a la vida humana”. Vale la pena indagar sobre el impacto que este evento ha ocasionado en la interacción Bioética-Religión y en el ecumenismo. “Por primera vez en Latinoamérica se hace un certamen donde las religiones hablan de los diferentes aspectos de la vida desde el punto de vista de la bioética. Ante las diversas teorías y posiciones, se percibe necesario propiciar un diálogo interreligioso para interpretar las diferentes visiones sobre los Derechos Humanos y respeto a la Dignidad Humana, posibilitando un consenso entre las distintas concepciones éticas y teológicas de los distintos credos sin distinción de sexo, edad, etnia, condiciones culturales, sociales ni económicas”. Las personas que participan en el congreso como conferencistas, directores de talleres o invitados de honor, ya crean una interesante expectativa sobre los resultados, además de mostrar el interés que la materia suscita en la actualidad. [9]
En definitiva la aportación que la religión puede dar a la bioética consiste en una visión antropológica, (que no esté sesgada por mediaciones políticas), que pueda sustentar este quehacer: “la fe ilumina al creyente para hacerle sensible a los genuinos valores humanos. La tradición cristiana ilumina esos valores, los apoya y les proporciona un contexto para saber leerlos en las circunstancias concretas de la vida; sirve para subrayar los verdaderos valores humanos contra todos los intentos culturales de distorsionarlos” [10]
El compromiso bioético y el compromiso religioso aportan a que la humanidad permanezca firme y que anteponga los valores de la vida y la defensa de la dignidad a cualquier otro interés de carácter económico o político. La unidad de voluntades hará posible que la vida sobreviva en el planeta con toda la riqueza de su biodiversidad y originalidad. Es absolutamente necesario cultivar el diálogo y el discernimiento, actitudes propias de una actividad ecuménica para que el aporte en el debate bioético, sea una fuente de enriquecimiento mutuo.
[1] BLAZQUEZ, Niceto. “Bioética la nueva ciencia de la Vida”. Madrid, Ed. BAC, 2000. Pp.36
[2] Francisco Javier León en una recensión sobre la obra de Peter Singer, “Repensar la vida y la muerte. El derrumbe de nuestra ética tradicional”
[3] VIDAL, Marciano. “Nueva Moral Fundamental, el hogar teológico de la Ética”. 2ª Edición. Bilbao, 2000 Ed. Desclée de Brouwer. Pag. 15.
[4] BLAZQUEZ, Niceto. Pp. 37
[5] WINSLOW, Gerald. “El cristiano y la bioética”. Revista Diálogo, 1995. Pp 5
[6] ARBOLEDA, Mora, Carlos. “El Ecumenismo en preguntas”, 2003. “Por movimiento ecuménico se entiende el conjunto de actividades y de empresas que, conforme a las distintas necesidades de la Iglesia y a las circunstancias de los tiempos, se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos”.
[7] “Desde el surgimiento de la bioética como preocupación, a fines de la década de 1990, la Iglesia católica procura regular y monitorear los avances científicos en el área de la biomedicina. Paralelamente se observa una creciente inserción de algunos grupos evangélicos y pentecostales en la definición de estas mismas temáticas. Los principales interrogantes para todos los grupos religiosos se refieren a la decisión sobre la regulación en torno a la vida y la muerte, los límites de la ciencia, acordando que son las religiones y no el Estado las que deben establecer las pautas de lo posible en lo concerniente a la vida de los individuos”. CARBONELLI, Marcos. “Católicos y evangélicos. ¿Alianzas religiosas en el campo de la bioética Argentina?. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. N. 26 (2010.2).
[8] LEÓN, Correa, Francisco Javier. “Bioética y religión cristiano-católica: dos racionalidades complementarias”. Acta Bioethica 2010:16. Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile.
[9] Mons. Luis Augusto Castro Quiroga, Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia. Mons. Octavio Ruiz Arenas, Comisión Episcopal de Doctrina y Ecumenismo. Dr. Gustavo García Cardona, Filósofo. Rev. José Duque, Teólogo Iglesia Reformada Metodista. Santiago Roldán García, Bioeticista Pontificia Universidad Javeriana. Adem Oner, Teólogo Musulmán. Representante Comunidad Judía. Mauricio Salazar, Teólogo Evangélico. Munir Valencia, Teólogo Musulmán. Alfredo Goldsmidt, Gran Rabino del Centro Israelita. Dra. Gloria Naranjo, Universidad Pontificia Bolivariana. Roberto Caicedo, Pastor Iglesia Menonita. Diego Castellanos, Antropólogo Musulmán. Mons. Juan Vicente Córdoba Villota, Obispo Auxiliar de Bucaramanga.
P. Jorge Humberto Peláez, Vicerrector Universidad Javeriana - Cali. Dr. Munir Al-Gasem. Dawa Al-Islamiya, World Islamic Call Society, Libia. P. Jesús Pinzón, Teólogo, médico y bioeticista Universidad del Rosario. Pedro Delgado, Teólogo Musulmán. Juventino Martínez, Neurólogo Musulmán. Dra. Blanca Lucía Echeverri, Iglesia Episcopal Anglicana. P. Darío Echeverri G., Secretario Comisión de Conciliación Nacional.
Fanny Ochoa, Directora de Investigaciones, Centro Cultural Islámico. Marcos Peckel, Presidente Centro Israelita. Rev. Jairo Suárez, Pastor Luterano. Germán Calderón, Director Instituto de Bioética PUJ. Serkan Kokmen, Teólogo Musulmán. Eduardo Rueda Barrera, Investigador en Bioética de la PUJ. Ashton Jacinto Brookds, Anglicano. Ahmed Tayel, Lingüista Musulmán. Mons. Francisco Duque, Obispo Iglesia Episcopal Comunión Anglicana. Imán Julián Zapata F., Director Centro Cultural Islámico. Rabino Shlomo Meir Elharar, Gran Rabino. Rev. Juan Alberto Cardona, Obispo Iglesia Metodista. Rev. Sigifredo Buitrago, Obispo Iglesia Evangélica Luterana. Dra. Carmen Alicia Cardozo de Martínez, Especialista en Genética. Dr. Víctor Hugo Gómez, Magister en Ética y Biotecnología. Sheikh Prof. Fuad El-Ghahuagl. Alirio Cáceres Aguirre, Director Grupo de Investigación Ecoteología PUJ. José María Siciliani, Docente Investigador en Bioética.
[10] GAFO, Javier. Bioética y Tradición Católica. En: Vélez J (coord.) Bioéticas para el siglo XXI. 30 años de bioética (1970-2000). Bilbao: Universidad de Deusto; 2003.